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CUESTIONARSE LA IDENTIDAD DE GÉNERO

Muy necesario para relacionarse desde el respeto

Dos jóvenes sujetando sus pronombres. Imagen: Freepik.

Ana Belén Castaño, 25 de abril 2023

Imagínate que entras a un pub y se te acerca gente a preguntar por tu nombre y por tus pronombres. Tal vez te quedes pensando porque es algo que no esperas. Estas son las dos primeras preguntas que realizan Sofi, Seiya, Corna y Rafa cuando acaban de conocer a alguien.

Seiya, persona no binaria (nb) de 24 años, destaca que está bien saber los pronombres de la gente para saber cómo tratarla. Es muy relevante percibir a la gente cómo quiere que la percibamos. “En espacios cishetero básicos no soy capaz de preguntar los pronombres ni decir los míos. Porque si eres cis, tu identidad nunca se cuestiona, pero si eres trans o nb, por ejemplo, tu identidad está entera de juicio”.

Los pronombres de Sofi, nb de 20 años, son elle y ella, y piensa que son necesarios, sobre todo para tratar con respeto y comprensión a las personas. Le gusta mucho que exista el pronombre neutro, ya que “desde pequeñe estaba confuse en ciertos momentos de mi vida donde no sabía si mi pronombre asignado por mis genitales era o no

el adecuado”.

A Corna, género fluido de 19 años, le da igual sus pronombres normalmente, pero sí quiere que le traten solo por uno. Siempre avisa para que le traten de él o de ella, ya que es imposible que la gente sepa cómo se siente. No utiliza

el neutro por no acostumbrarse, pero no le parece mal que la gente lo use. “Si en el latín existe, ¿por qué no en

el español?”.

En cambio, Rafa, nb de 24 años, no le da ninguna importancia a los pronombres por los que le traten. Usa él y ella y

se ha dado cuenta perfectamente de que hay personas que los tienen como un “pilar fundamental y, si se equivocan, le sienta fatal, pero a mí en general me da muy igual”.

Siempre aviso mi pronombre.

Es imposible que la gente sepa

cómo me siento.

Corna

Corna, género fluido de 19 años.

Misma orientación sexual, diferente crisis

Corna siempre supo que es bisexual, aunque hasta los 14 años no se dio cuenta realmente. Fue gracias a una charla

en el instituto en la que les hicieron un test llamado “¿Estás seguro de que eres heterosexual?”. La respuesta en

su mente fue un claro no al escuchar esa pregunta. Sofi también era consciente de siempre, “lo que pasa es que

mi pueblo es muy cerrado y me daba tal miedo salir del armario”. Al final consiguió hacerlo con 16 años.

Seiya se percató a los 13 años, cuando notó que le gustaban las chicas aparte de los chicos. “Me prometí a mí misme que nunca lo contaría porque mi vida sería horrible”. Y todo porque pensaba que le iban a dejar de lado, y más aún en el instituto, ya que “no había nadie LGBT, al menos que yo supiera”. Rafa tuvo la crisis algo más reciente, cuatro años quizá. “Empecé a plantearme ciertas cosas y como no lo tenía claro y la gente era muy pesada con el tema (amistades en ese entonces), me definía como hetero curioso”. Simplemente estaba preguntándose y se sentía presionado socialmente. “Me costó mucho también por la idea que se nos implanta de que está mal”.

La importancia de identificarse

Sofi no sabía que se identificaba como nb hasta que una noche quedó con dos amigues y une de elles dio la noticia de que se sentía no binario. Como Sofi no sabía muy bien de qué iba el tema, empezó a investigar sobre géneros y acabó descubriendo que estaba en las mismas. “Pero no empecé siendo nb, sino que empecé siendo género fluido, pero al final derivó en nb”.

Como no sabía muy bien

sobre géneros, empecé a investigar.

Así descubrí que soy no binario.

Sofi

Sofi, no binario de 20 años.

Seiya, hasta los 15 años, no cayó en que no se identificaba con el género que le tenían asignado. Entre los 12 y

los 13 años comenzó a tener disforia de género. Al principio creía que era falta de autoestima, aunque recuerda que una vez se disfrazó de un personaje masculino y estuvo una semana sin quitárselo. “No me quería quitar ni la peluca. Era como si necesitara ese pelo, ya que me veía más como yo, como me percibía desde dentro y así era como quería que se me percibiera desde fuera”.

Rafa no se veía reflejado en ninguno de los dos géneros binarios. “Ni como estereotipo ni nada”. Y Corna a veces se sentía niño de pequeña y “era raro para mí”, aunque a los 12 años fue la primera vez que lo dijo en alto. “Todos creían que se trataba un juego”. Ella sabía que no lo era. Se percató de que es género fluido con 17 años.

La mayoría se metió en internet para informarse sobre géneros no binarios. Sofi leía mucho sobre opiniones de personas nb y principalmente acudía a la “teoría mala de internet”. De tanto leer acabó realizando sus propias conclusiones. Corna también se metía en la red para tener más contenido a pesar de que primero un amigo le hablara sobre el tema. Rafa no se acuerda bien, pero fue por una amiga muy 'queer' que tuvo en aquel momento. Seiya se interesó por conocer la experiencia de cada persona y cómo gestionó su identidad. Le sirvió muchísimo. Lo que más le ayudó fue que la mayoría de sus amigues eran nb o género fluido.

 

Expresar el género
El asunto puede ser delicado para gran parte del colectivo LGBT. Tanto que muchas personas no expresan su género casi a nadie, como Rafa, quien espeta que no necesita decir su género y suele utilizar el pronombre con el que se siente más seguro: el masculino. “Se lo cuento a gente cercana o que sé que no va a montarme un circo. Sí que me han preguntado, pero no soy bueno explicando”. Por otro lado, en su trabajo se meten “a muerte” con gente así, con “bromas de ‘cuñao”.


En el caso de Sofi, nadie desconoce que es nb, porque hasta sus padres lo saben. “Seguramente mi familia fuera de lo que va siendo primos y abuelos no lo saben. Pero hasta la familia de mi pareja lo sabe”. Y sí, la gente suele desconocer dicha identidad y siempre le preguntan principalmente con “¿cómo supiste que lo eras?” y “¿qué haces cuando

lo sabes?”.

Para Corna es complicado cuando se trata de los más pequeños de la casa porque es un poco difícil de entender para ellos. Los mayores lo saben. Sin embargo, no les gusta mucho. Además, la mayoría de gente le cuestiona bastante. “Normalmente por curiosidad y con buena fe, aunque otras preguntan también para reírse”.

Mucha gente de la clase de Seiya o el profesorado no sabe su género. “Solo por evitar el conflicto, explicaciones o que se me señale. También me duele decirlo y que la gente me siga tratando en femenino”. En un comienzo solo se lo contaba a un par de amigues.

Me duele decir mi género y que me sigan tratando en femenino.

Seiya

Seiya, no binario de 24 años.

Sus padres también lo saben y desgraciadamente no respetan mucho su pronombre neutro. Y fue hace un año cuando realmente aceptó su identidad de género, aunque ya era consciente antes. De hecho, tenía mucha nbfobia interiorizada por la peña con la que se juntaba. “Rechazaban que pudiera existir una diversidad de géneros y se metían con toda esa gente”. Con 17 años le explicó a un amigo que se sentía no binario. Pero rápido volvió dentro del armario. No por él, sino por la reacción de otras personas.

En su caso, es raro encontrarse con gente que no supiera sobre el género no binario. Lo que le ha pasado mucho es que le cuestionen su género para debatirlo. Para elle no hay ningún debate, ni tiene que justificar lo que es, al igual que no le exige eso a nadie. “Nadie le va a preguntar a un hombre cis por qué es cis. No hacen ese trabajo de introspección y además le obligan a este colectivo que lo haga constantemente”.

También ha notado una perspectiva más inocente, pidiéndole detalles sobre cómo se dio cuenta y cómo se relaciona con gente que le trata en neutro. Pero es algo que no le molesta en absoluto. De hecho, tiene un amigo que se está replanteando su género y le hizo muchas preguntas porque le interesaba el tema.

En cuanto a sus padres, quizá estaban confusos. Sí que es verdad que el día que presentó a su vínculo, una persona nb también, a sus padres, el padre le preguntó si ya no era lesbiana. “Yo estaba como “vamos a ver, papá”. Seiya se rió. “Se tiende a identificar el sexo con el género de manera automática y ellos no llegan a comprender del todo lo que es ser nb. Pero intentan respetarlo más o menos”.

"Bromas" o debates

Ser de un género no tan visible no es fácil. A muchas personas les han llegado a molestar ciertos comportamientos o comentarios. A Sofi, por ejemplo, “una de las primeras veces que le solté que era nb a un amigo cercano, hizo el comentario de que “me sentía un helicóptero”. Y situaciones de este estilo ha tenido bastantes.

A Seiya lo que más le ha sentado mal ha sido el “vamos a debatirlo”, el ‘miss gender’ todo el tiempo y el recibir muchas “bromas” ofensivas. O cuando tiene una expresión más masculina, por así decirlo, le atacan con un “te has arruinado”. Se refieren a como si hubiera arruinado su aspecto físico. “Esto me lo han hecho más de lo que debería”.

Desde otra perspectiva, molestar no le ha molestado nada a Rafa, pero no lo que no le gusta es tener que estar defendiendo y enseñando que es un género válido como cualquier otro. La gente suele cuestionarlo mucho.

No me gusta tener que estar defendiendo que es un género válido como cualquier otro.

Rafa

De pequeñe

Elles cuatro tuvieron diferente infancia. Corna no pensaba en eso. Tampoco niega que en ocasiones se veía como

un niño y lo mencionaba, pero los demás creían que era un simple juego. Rafa no quería ni juntarse con los chicos ni con las chicas, ni estaba contento cuando le etiquetaban como chico. “Era como si no quisiera participar en eso. No quería ser tío”.

Sofi no se notaba diferente a los niños y niñas. Es cierto que “a lo largo del tiempo me he ido definiendo mejor, pero me sentía muy cómoda de ambas formas: más “niño” y más “niña”. En cambio, Seiya se identificaba con los roles de género masculino. “No quiero decir que tenga que ser así”. Pero se expresaba más masculino. Tenía mucho rechazo a la feminidad, ya que sentía que era algo que tenía impuesto. “Y eso que mis padres no me educaron estrictamente con el género que me asignaban, aunque es verdad que todo el tema de mostrarme femenina me costaba una barbaridad”. Creía que le rechazarían por mostrarse como es. “Esto puede que me hiciera desarrollar cierta misoginia interiorizada de niñe”.

Etiquetas: ¿Bien o mal?

Al fin y al cabo, las etiquetas son necesarias para que cada persona se sienta representada y que no se sienta

un bicho raro. ¿Pero hasta qué punto están bien o mal? Sofi opina que sí y no son necesarias. “El hecho de asignar

una etiqueta no está mal. Antes hay que hablar y pensar sobre quién la porta. Desde la infancia se debería informar acerca de ello y así poder barajar diferentes oportunidades a la hora de poner la etiqueta correcta”.

Seiya, por su parte, defiende que el lenguaje es nuestra forma de, por lo menos, contener la realidad y de crearla también. Son necesarias para “poder autoidentificarnos”. Igual que tenemos adjetivos para describirnos, “necesitamos etiquetas para situarnos en algún punto del marco social”.

Corna es partidaria de que a veces sí y a veces no son tan necesarias. “Depende de la persona. En esta sociedad etiquetamos mucho y por la percepción que tenemos aquí de que necesitamos etiquetarnos para sentirnos bien. Pero realmente ya como cada persona lo perciba. A veces nos ponemos nerviosos por querer encajar con ellas”.

Rafa no piensa lo mismo: las etiquetas ayudan a que la gente tenga la sensación de pertenecer a algo. No duda en expresar que ha visto a gente basar su personalidad en lo LGBT. “No lo veo mal, solo por las compañías que se aprovechan de un marketing gratuito los meses del orgullo y vendiendo productos con eso”. Depende de para qué son necesarias o no y cuantas más haya, más lío habrá.

Con todo esto resalta la falta de educación y de conocimiento acerca de las demás identidades de género además de los binarios (hombre y mujer). Que sí, que se ha escuchado y visto mucho sobre el movimiento trans, pero no es lo mismo. Hay que concienciar a la sociedad y hablar mucho del colectivo no binario, el abanico que recoge el género fluido, bigénero, agénero, género neutro y un largo etcétera. Por tanto, la próxima vez que conozcamos a alguien estaría muy bien preguntar por sus pronombres seguido del nombre.

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